¿Cómo influye lo que piensa nuestro entorno de nosotros? ¿Qué pasa cuando etiquetamos a los niños? ¿Afectan las expectativas de los padres sobre el comportamiento de sus hijos? Al parecer, nuestras expectativas sobre lo que la gente es capaz de conseguir influyen bastante en el éxito o fracaso de estas personas. Pensar que nuestro hijo es un buen atleta, ayudará a nuestro hijo a triunfar en los deportes, por ejemplo. Esto es a causa del llamado Efecto Pigmalión.
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Pero, ¿Qué es el efecto Pigmalión? Se tiende a actuar como si los pensamientos y actitudes no influyeran en los demás, como si las opiniones que se guardan sobre otros no tuviesen realmente influencia, al menos no una relevante. Sin embargo, los estudios psicológicos han demostrado todo lo contrario.
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¿Qué es el efecto pigmalión?
El efecto Pigmalión, en psicología o pedagogía, se refiere a la influencia que tienen las expectativas de las personas sobre el comportamiento de esta. De esta forma, lo que transmitimos a los niños condicionará su forma de actuar en un futuro, es por eso, que tiene especial importancia en el ámbito familiar y en la educación infantil.
Para entender bien en qué consiste este fenómeno basta con acudir al mito del escultor griego Pigmalión, que al no ser correspondido por ninguna mujer, esculpió una y de tanto pensar que en lo bella que era y en lo llena de vida que estaba, esta acabó cobrando vida.
Este efecto puede manifestarse de muchas maneras, no solo por la opinión o actitud que los demás guarden hacia nosotros. También, se incluyen en este mismo fenómeno los éxitos conseguidos por la creencia de la propia persona de que era capaz o por el dictado de una profecía, por ejemplo. Es decir, puede incluirse cualquier influencia ajena a la mera capacidad del sujeto.
El efecto Pigmalión en niños
Los más pequeños son los más vulnerables, ya que se encuentran en una etapa de desarrollo. Por tanto las expectativas o prejuicios que la familia y profesores depositen en el menor irán construyendo el concepto que este tiene sobre sí mismo. Así, afirmaciones como “es muy tímido”, “no puede hacerlo”, “es muy malo y desobediente”, pueden influir de manera negativa el rendimiento del niño.
En el ámbito educativo, el efecto Pigmalión se refiere a cómo lo que se diga sobre sus capacidades afectará a lo que el alumno se crea capaz de hacer. De tal forma que la percepción que tengamos del alumno puede influir en nuestro comportamiento hacia él y, a su vez, esto afectar a los resultados que este finalmente obtenga. Si se trata de forma diferente a distintos alumnos, unos recibirán más estímulos que otros y esto se verá reflejado en su rendimiento.
Por eso es muy importante motivar a los menores y fomentar la iniciativa, la exploración y el descubrimiento. Asimismo hay que reconocer lo que el alumno hace bien, reforzando de este modo sus capacidades. Por el contrario, a la hora de hacer una crítica es importante ser constructivo y transmitir siempre la idea de que se puede mejorar y de que el alumno puede superar las dificultades que haya encontrado.
¿Cómo funciona el Efecto Pigmalión?
El Efecto Pigmalión, por supuesto, no funciona como en el mito griego que hemos mencionado al principio y, evidentemente, no tiene efectos mágicos sobre la persona. Se trata de un proceso psicológico dividido en cuatro fases.
- Las creencias que los demás tienen influyen en sus acciones hacia nosotros: “El profesor que piensa que su alumno es inteligente y le da la palabra en clase, porque está interesado en lo que este tenga que decir”.
- Estas acciones externas influencian las creencias que tenemos sobre nosotros mismos: “El alumno, al ver que el profesor tiene interés en su opinión, adquiere confianza en sí mismo”
- Las creencias que tenemos sobre nosotros mismos tienen influencia directa sobre nuestras acciones con los demás: “El alumno se siente inteligente y confiado y empieza a participar más y a preparar más sus clases, pues siente que puede hacerlo bien”
- Nuestras acciones hacia los demás determinan las creencias que estos tienen sobre nosotros: “El resto de alumnos ven cómo su compañero participa de manera acertada y tienden a pensar que es listo y tiene confianza”
El procedimiento es circular porque en el último paso ejercemos influencia sobre el pensamiento de los demás y en sus acciones, por lo que volverán a incidir sobre nosotros.
Tipos de Efecto Pigmalión
Se distinguen dos tipos de Efecto Pigmalión:
- Positivo: capacidad de las creencias ajenas de aumentar la confianza y autoestima del individuo. Por ejemplo, alabo a alguien por su destreza lanzando a canasta y desde ese momento tira con más confianza y marca más.
- Negativo: también llamado Efecto Golem. Con la actitud sobre la otra persona se reduce su nivel de autoestima o se elimina o disminuye el aspecto concreto sobre el que se está influyendo. Alguien que actúa de forma chulesca dejará de hacerlo poco a poco si recibe malas contestaciones cuando lo hace.
Estudios en psicología sobre el Efecto Pigmalión
Se han realizado múltiples estudios en los ámbitos laboral, educativo y doméstico que, efectivamente, han demostrado el increíble refuerzo o detrimento que podemos producir en las capacidades de los demás con nuestra actitud hacia ellos.
El más importante es el que realizaron Robert Rosenthal y Lenore Jacobson en una escuela de California. Lo que hicieron fue realizar tests de inteligencia a los alumnos y después decir a los profesores cuáles eran los más inteligentes. El tema está en que no se basaron en los tests, sino que los alumnos que nombraron a los profesores fueron elegidos de forma aleatoria.
Como Robert y Lenore esperaban, los alumnos seleccionados progresaron muchísimo y aumentaron su rendimiento mucho más que el resto, a pesar de que no necesariamente habían sido los mejores en los tests de inteligencia. Esto demostró la gran influencia que las expectativas del profesor tienen sobre el rendimiento de los alumnos.
Influencias nocivas del Efecto Pigmalión
El Efecto Pigmalión ha resultado, también, tener resultados realmente dañinos para la autoestima de las personas, especialmente de los niños, mucho más absorbentes y con menos experiencia y capacidad de análisis.
Algo muy típico aquí son los padres o profesores que ponen sobre sus hijos o alumnos expectativas personales, es decir, esperan que consigan lo que ellos no pudieron o lo que ellos hubiesen querido. Esto causa esos efectos nocivos, pues se tiene expectativas que no están basadas en las capacidades de la persona, sino en las propias.
Consecuencias del efecto Pigmalión
Como es obvio, las consecuencias de pagar nuestras frustraciones pasadas u objetivos fallidos con otros son horribles. En ocasiones, padres y profesores intentan motivar a los alumnos con frases como: “Vas a ser un inútil si sigues estudiando tan poco” o “Eres un vago, corres muy poco en los partidos”. Lo que no saben es que están enviando un mensaje totalmente erróneo y sólo conseguirán desanimar y minar la autoestima del que lo recibe.
Como profesores se ha de intentar ser un refuerzo positivo con el resto. Nadie fracasa a propósito, así que, no hay que hurgar en la herida.
¿Cómo evitar el efecto Pigmalión?
Si te dedicas al mundo de la educación o quieres dedicarte a la educación infantil, te contamos que puedes hacer para evitar el efecto Pigmalión y sus efectos negativos.
- Observa a tus alumnos: es importante darse cuenta de cómo prefieren participar, qué les gusta hacer y así será más fácil apreciar las capacidades de cada uno de ellos.
- Escuchar: tratar de ver cuáles son sus intereses, cómo te ven a ti y a sus compañeros.
- Interaccionar con los alumnos, preguntarles y hablar con ellos sobre sus intereses.
- Reacciona de distinta forma según el comportamiento de tus alumnos, puede que algunos solo pretendan llamar tu atención.
- Conóceles, propón actividades diferentes, como algo que les guste hacer en su tiempo de ocio o proyectos en grupo. Este tipo de trabajos facilitan la resolución de problemas y permiten conocer las causas que generan conflictos.
- Empatiza con tus alumnos, ponte en su lugar, trata de ver cómo se sienten, qué piensan y de entenderles.
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