La elección por parte del odontólogo de las pruebas diagnósticas complementarias requiere de un análisis objetivo de la información que se ha recabado sobre paciente hasta el momento.
Se trata de todas las pruebas de laboratorio que nos orientan y ayudan en el diagnóstico de las patologías de un paciente, así como del grado de afectación que presenta dicho paciente. En ellas, normalmente el auxiliar de dentista es una pieza fundamental.
Es primordial realizar este tipo de exámenes cuando se sospeche, por los signos que muestre el paciente y síntomas que refiera, de enfermedades no diagnosticadas. También se llevarán a cabo estos exámenes de laboratorio para el control del tratamiento y la evolución de enfermedades diagnosticadas previamente.
Las pruebas que comúnmente más se realizan en laboratorio son:
Las radiografías dentales son una clase de pruebas de diagnóstico que utilizan radiaciones ionizantes para la obtención de una imagen en una película radiográfica, permitiendo una visualización pormenorizada de los tejidos duros, como son los dientes y el hueso maxilar, y facilitando un diagnóstico.
Existen varios tipos de radiografías dentales:
Radiografías intraorales:
Radiografías extraorales:
Proporcionan información sobre la presencia o ausencia de microorganismos que puedan estar implicados en un proceso patológico infeccioso de la cavidad bucal.
Se trata de una herramienta de análisis de suma importancia para el odontólogo, ya que permite conocer la etiología microbiana de una enfermedad, seleccionar el antimicrobiano adecuado y determinar la eficacia del tratamiento llevado a cabo para tratar la patología.
Para realizar un cultivo, en primer lugar, se tomará una pequeña muestra de la zona afectada, que será identificada con el nombre del paciente, número historia clínica, fecha, y origen de la misma. Tras ello, la muestra será enviada a laboratorio mediante un medio de transporte especial en el que se mantengan unas condiciones de temperatura y humedad que no alteren su condición. Una vez que llegue la muestra al laboratorio, se procederá a realizar un examen microscópico, la siembra en un medio de cultivo apropiado, y la identificación de los microorganismos a estudio.
Esta tecnología nos permite reproducir imágenes tridimensionales de las piezas dentales, los tejidos blandos, la trayectoria de los nervios, y los huesos de la cavidad bucal del paciente.
Se trata una exploración radiológica utilizada cuando las radiografías dentales convencionales no son suficiente para realizar un diagnóstico exhaustivo. La tomografía computarizada nos muestra de manera precisa y con un elevado grado de resolución las estructuras dentales del paciente.
Además, esta prueba diagnóstica hace posible producir imágenes detalladas de cortes axiales del cuerpo, algo imprescindible para poder explorar la zona en profundidad y planear cuál debe ser el tratamiento más adecuado.
La tomografía computarizada dental es el único procedimiento que existe hoy día para valorar adecuadamente la densidad y calidad del hueso, y que no provoca distorsiones geométricas.
La biopsia es un procedimiento quirúrgico que consiste en la toma de una muestra de una parte representativa de una lesión en un tejido vivo, con el fin de analizarla con microscopio para valorar su naturaleza y extensión.
El tejido de la muestra deberá ser suficiente en extensión y profundidad, de manera contraria, no se podrá realizar un diagnóstico adecuado.
Si la lesión bucal no presenta un aspecto homogéneo, se deberá prestar especial atención al seleccionar una parte del tejido, que deberá ser representativo de dicha lesión.
Como ya comentábamos anteriormente cuando hablábamos del cultivo, la muestra deberá ser adecuadamente manejada hasta su procesamiento en el laboratorio.
Las biopsias bucales están indicadas en los siguientes casos:
La citología exfoliativa bucal se trata del estudio e interpretación de las células que se descaman, natural o artificialmente, de la mucosa oral. Es un método muy útil para el diagnóstico precoz del cáncer oral.
El procedimiento consiste en el raspado de la superficie de un posible cáncer oral con un instrumento plano de metal, aplicando una fuerza razonable. Posteriormente se depositará una pequeña porción del raspado sobre un portaobjetos de vidrio en el que se teñirán las células para que estas puedan ser observadas a través del microscopio.