Aunque, como bien decíamos, las herramientas para maquillarnos son numerosas, a continuación haremos un resumen de las brochas y pinceles más comúnmente utilizados, y sus usos más característicos.
En primer lugar, tal y como se explicaría en un curso de maquillaje profesional, debemos saber que existen brochas tanto de pelo natural como de pelo sintético. No se trata de que unas sean mejor que otras, sino que dependiendo del uso que vayamos a hacer una brocha en concreto, y del producto que queramos utilizar, un material funcionará mejor que otro.
Así, las brochas o pinceles de pelo natural son más propicios para trabajar productos en polvo como sombras de ojos, polvos sueltos o compactos, coloretes, iluminadores en polvo y polvos selladores, ya que el producto en polvo se adhiere más fácilmente a sus cerdas. Este tipo de brochas, normalmente, suelen estar fabricadas con pelo de pony, ardilla, tejón, cabra o marta cibelina (un animal originario de Rusia).
Las brochas y pinceles sintéticos se fabrican a menudo con nylon o poliéster. Son ideales, sobre todo, para productos en crema como base de maquillaje, primer, corrector e iluminador en crema, entre otros. La firmeza del pelo sintético permite la aplicación de producto en crema con una gran precisión.
También existen las brochas de pelo mixto, compuestas en parte de pelo sintético y en parte de pelo natural, por lo que presentan las características de ambos tipos. Esta combinación de materiales suele ser propio de las brochas mofeta, por ejemplo, de las que hablaremos más adelante.
Las brochas y pinceles pueden ser:
Cada una de las formas del pelo será idónea para según qué productos y aplicaciones.
Se podrían agrupar principalmente en cuatro grupos:
Sirven para depositar color en zonas concretas del párpado móvil, de manera que dicho color quede muy saturado.
También se usan para la aplicación de un color suave por todo el párpado móvil.
Este pincel también es utilizado para aplicar productos de cejas.
Brochas para base de maquillaje
Es una brocha con la que se consigue una gran cobertura, sin embargo, tiene como inconveniente que es difícil difuminar con ella el maquillaje sin que queden trazos marcados en la piel, por lo que suele requerir de disimular dichos trazos con los dedos, con una esponja de maquillaje o con otra brocha, sumándole un tiempo extra al proceso
Esta brocha deja un acabado muy natural, ya que por su forma, densidad y disposición de su pelo, no descarga demasiado producto sobre la piel. Con ella se consigue menor cobertura, obteniendo como resultado un maquillaje más translúcido.
Para optimizar el resultado con esta brocha, lo mejor suele ser la aplicación de la base mediante pequeños toques por todo el rostro hasta que se consigue difuminar la misma.
También sirve para difuminar los trazos señalados en el rostro que puedan quedar después de utilizar una lengua de gato.
Gracias a su forma redondeada evitamos la marca de trazos en la piel.
Con ella podemos graduar la cobertura de la base de maquillaje. Para una cobertura más alta, la utilizaremos difuminando la base mediante pequeños toques sobre la totalidad del rostro. Si lo que queremos conseguir es una cobertura más natural, aplicaremos las base mediante movimientos circulares o movimientos tipo pincel.
Su mango corto nos permite ejercer mayor fuerza y control sobre la zona en la que estamos trabajando. Además, permite aplicar mayor cantidad de producto que la mofeta, y deja un acabado muy homogéneo.
Esponja de maquillaje: se pueden utilizar tanto para difuminar bases de maquillaje líquidas como en crema.
Requiere humedecer la esponja antes de trabajar con ella la base, de este modo no absorberá la base y nos permitirá obtener un acabado más radiante.
La esponja es el mejor instrumento para que la base de maquillaje quede natural, como si se tratase de una segunda piel.
Además de la esponja de maquillaje convencional, podemos encontrar en el mercado la esponja de maquillaje de microfibra, que se distingue por estar cubierta en la totalidad de su superficie por un cortísimo pelito, lo que la dota de un tacto aterciopelado.
Esta especie de pelusilla que recubre la esponja aumenta en cierta medida la cobertura que ofrece una esponja convencional y permite que la base se difumine mejor, además de reducir la cantidad de producto que absorbe.
Al tener este pelito, se puede utilizar también con productos en polvo, por lo que es idónea para la técnica del baking.
Además de las anteriores, existen otras muchas brochas para la aplicación de la base de maquillaje, como las biseladas de manera frontal o las rectas con cortísimo pelo. Lo que distingue por norma general a las brochas que se utilizan para la base, es que su pelo suele ser bastante tupido y firme, además de tener un tamaño tirando a grande.
Brochas para colorete: de tamaño medio a grande. Puede ser biselada o redondeada, pero su pelo debe ser suave y largo para difuminar bien el polvo.
Brochas para corrector: pueden ser cónicas, redondeadas o biseladas de manera frontal, pero se definen por tener un tamaño más pequeño que el resto de brochas para el rostro, de manera que se adaptan a la perfección a la zona de la ojera o los laterales de las aletas de la nariz.
La brocha abanico de tamaño pequeño, se suele utilizar para la aplicación de iluminador de manera más precisa en la parte alta del pómulo.
En cuanto a los usos recomendados de las brochas, se trata únicamente de eso, de recomendaciones para orientarnos en el uso de las mismas. Sin embargo, no tenemos que ceñirnos a estos modos de utilizar brochas y pinceles estrictamente, ya que cada persona elegirá el uso que más le guste y que le resulte más cómodo.