Más allá de los tabúes sociales con la muerte, la tanatoestética es una profesión en auge, por sus condiciones laborales y su baja tasa de desempleo.
Se trata de una disciplina que va más allá del simple maquillaje, centrándose en la conservación y el cuidado de los cadáveres para ser presentados ante sus seres queridos, por lo que para trabajar en este área es imprescindible una formación adecuada.
Despedirse de los difuntos forma parte de la naturaleza humana, preparar el cuerpo para que el alma pueda llegar tranquila a la otra vida ha sido una preocupación social desde el inicio de la humanidad.
En la era moderna, con el establecimiento de las funerarias como sitio donde se realiza el ritual por los fallecidos, la tanatoestética se extendió como disciplina formal para el tratamiento del cuerpo de los difuntos.
El tanatopractor es la persona que se ha formado en esta rama y que, por lo tanto, conoce los métodos precisos de conservación, tratamiento, preservación, vestimenta y maquillaje de los difuntos. Si te interesa esta profesión, infórmate ahora de los Máster en Técnicas Funerarias que ESSAE tiene para ti.
La tanatoestética puede parecer una ocupación socialmente macabra o inadecuada, fundamentalmente por estar cerca de la muerte, y por eso se generan mitos en torno a su entorno laboral.
Sin embargo, trabajar en este área es una responsabilidad que lejos de ser negativa, te da la posibilidad de conectar con las personas.
En todo caso, es un trabajo que requiere tranquilidad, empatía, dedicación, diligencia y atención a los detalles. Normalmente, se desarrolla en un ambiente de trabajo relajado y en equipos reducidos.
Para trabajar en este sector es indispensable tener amplitud y respeto hacia cualquier creencia, ya que además del temple para manipular los cuerpos, se debe lidiar en ocasiones con los familiares del fallecido, personas que están pasando por un período de luto y cuya disposición puede no ser la mejor.
El tanatopractor debe revisar los cadáveres para evaluar el estado en el que se encuentran, preparar el cuerpo mediante inyecciones y otros procesos técnicos y, finalmente, vestirlos y maquillarlos.